....aunque menos tiempo del que me gustaría, porque la puta temporada de lluvias está empezando y nos ha pasado por agua el fin de semana. El viernes bien de mañana, como vulgares ( y felices) domingueros, salimos rumbo a Ilhabela, la isla más grande de Brasil. De tanto pasar la semana atrapada en el asfalto, se me olvida lo verde que es este país; en cuanto pones un pie fuera de Sao Paulo empieza a aparecer la vegetación, frondosa, selvática, de todas las tonalidades imaginables de verde. Con nuestro coche sin dirección asistida, por carreteras en las que la peña adelanta por la derecha (a pesar de los enormes letreros que advierten de que eso no se debe hacer), cruzamos el trópico de Capricornio y atravesamos pequeños pueblos con casas de colores necesitadas de una buena mano de pintura; los lugareños paseaban en bici, sin camiseta, esquivando los árboles que invaden las aceras, junto a las gasolineras y las iglesias evangelistas, probablemente camino del cementerio, que estaba presidido por una pancarta advirtiendo de que “contra el dengue hay que luchar cada día”. Muy alentador para turistillas como nosotros. A medida que nos aproximábamos a la costa, el aire se hacía más caliente y húmedo; paseos marítimos, modestas lonjas de pescado y, por fin, el ferry.
La isla es bastante grande, montañosa y totalmente cubierta por la selva. Su única carretera la recorre en su lado oeste (el más cercano al territorio continental), bordeando la costa de norte a sur. El primer día nos aventuramos con nuestro bólido por varios kilómetros de un camino de tierra que se estrechaba peligrosamente allí donde las palmeras y demás plantas le habían ido comiendo el terreno. El rally salió bien gracias a la pericia de los conductores, Ferrán y Eva, y por supuesto a mi inestimable ayuda indicándoles, cual Luis Moya, desde mi cómodo asiento trasero (de momento no pienso pulir mis innegables habilidades al volante en caminuchos como ése). El caso es que llegamos por fin a la playa que, para qué mentir, no era para tanto. Una vez allí nos embadurnamos de todos los repelentes habidos y por haber, nacionales e importados, caseros y de farmacia, radiactivos y con olor a limón, para evitar los ataques del mosquito borrachudo. Todo inútil, porque ahora mismo debo tener, sin exagerar, unas 50 picaduras que me están jodiendo viva; pero en fin, es el precio que hay que pagar por pasar la mañana debajo del cocotero, zumo de maracuyá en mano, indecisa por no saber de qué lado tostarme... ;-P Después comimos en el único restaurante que había en la zona, regentado por un argentino y su mujer, una brasileña guapisisísima, que se habían mudado allí para huir del mundanal ruido y donde, casualidades de la vida, nos encontramos con los becarios de Brasilia, los otros únicos clientes del garito. Entre las vistas a la playa, la música chill-out y que por fin comí pescado, estaba en la gloria¡¡¡
El sábado contratamos una excursión de lancha para ir a una playa a la que sólo se puede acceder por mar o tras 4horas de caminata (y ya se sabe que las vacaciones son para relajarse, no para cansarse). Compartíamos embarcación con tres parejitas de brasis, muy majos ellos, y nuestro “capitán” que, siempre según su versión, era un ex gerente de banco que, estresado de la vida de potentado paulista, hacía 12 años que lo había dejado todo por la navegación. En resumen, un comeorejas del tipo voydebohemio-pero-soyunvividor que tenía montado un negociete que te cagas, pero bueno, por lo demás muy majete también, porque al fin y al cabo ser un listillo simpaticón con labia es fundamental para su negocio. De camino fuimos parando en distintas playas hasta que echamos el ancla en Praia de Bonete, una de las más bonitas que he visto en mi vida; tamaño perfecto, palmeras, arena blanca, agua transparente y vacía, enterita para nosotros. Una pasada. El pueblín que había al lado tenía cuatro casas, dos restaurantes (viven del turismo) y una pousada preciosa, tan ideal para un finde romanticón que me dieron ganas de echarme novio sólo para poder ir ahí en plan parejil. Nos quedamos un rato, visitamos una de las muchas cascadas naturales que tiene la isla, comimos en uno de los restaurantes, en medio de la selva y de la nada, y nos preparamos para la triste vuelta. Entonces fue cuando la lluvia hizo acto de presencia, para jodernos el resto del finde y también para darle emoción al viaje, porque la vuelta en lancha, bajo la lluvia y esquivando las olas, fue como montar en el Tutuki Splash pero de verdad. Muy, muy divertido, aunque una vez en tierra me di cuenta de que estaba caladísima, de que no había dejado de llover y de la falta que me hacía una ducha calentita.
Y en fin, el resto del viaje no es reseñable porque no paró de llover....por algo está todo tan verde y hay tantos mosquitos cabrones.....y, a pesar de que no puedo parar de rascarme y de que mañana es otra vez lunes, estoy llena de paz física (por fin he dormido 8horas) y sobre todo mental, gracias al influjo relajante de la playa. El finde que viene....más y mejor.
3 comentarios:
jajajajajjajaj, dios mio, me cago en to, jajajajajaj
QUÉ FOTO MAS GRANDE!!!
El ferrán parece el chulo playas de Sau Paulo, jajajajja.
Que risas, ay dios...que risas...
Hola guapa!!
Me alegro de que lo estés pasando tan bien. No me pierdo ni una de las entradas del blog. Sabías que si las juntas todas te dará para una novela cuando vuelvas? Piénsalo, jeje!! Las fotos muy chulas también. Vaya enviadia me das, maja, porque por aquí have un frío que jode!! pero bueno, la semana que viene me voy de vacaciones a Gran Canaria, bien!!!
Bueno, pues sigue pasándotelo igual de bien y sobre todo aprovecha al máximo lo que te queda para conocer la cultura, los paisajes... en fins todo!!
1 besote muy fuerte del norte de Spain.
no tiene mala pinta la playa esa...pero a mí sin los jubiletas con sombrilla y una plaga de niños toca-pelotas-chillones-juego-a-la-pelota la cosa pierde un poco. supongo q será cuestión de acostumbrarse no?? jeje
ánimo con las picaduras y ya nos contarás q hacéis este finde. un besito para todos
mensaje para ciro: tantas risas como ciro de Miyagui??jajajja, no creooo
Publicar un comentario