martes, 26 de agosto de 2008

EMBÚ DAS ARTES


El viernes, otro churrasco antológico (y no por la carne, precisamente) en casa de Enrique, con la excusa de despedir a Isra; resulta raro, pero se va ya hoy. Ha tenido una despedida gitana que a él no parece importarle mucho. Y los demás empezamos a despedirnos desde hoy. El gallego encendiendo el fuego, Marty en los mandos de la barbacoa (un clásico), Enrique y Lana ejerciendo de anfitriones, guitarreo y cánticos y fin de fiesta disperso....Lo de siempre, igual de divertido que siempre, eso sí.

Sábado de resaca, Jazz nos fundos (garitazo que parece semiclandestino, por estar dentro de un garaje) y cena de Restaurant Week (restaurantes caros que durante un par de semanas ofrecen menús a precios asequibles). Tocó "Le Petit Trou", un francés que me sorprendió por ser bastante bueno. Y lo mejor, ¡ya ha vuelto Sergio¡ Supongo que él no se alegrará tanto después de las súpervacaciones en España, pero por aquí se le ha echado mucho de menos ; yo me he dado cuenta sobre todo ahora que ha vuelto, siempre lleno de planes, de energía y de buen humor. Una suerte que vuelva a estar por aquí........y espero que Bego no tarde mucho¡¡¡¡
Para rematar el finde, el domingo tocó Embú das Artes, un pueblito cerca de Sao Paulo donde los fines de semana montan un mercadillo de artesanía. Ahí os dejo las fotos,
el mercadillo en sí no me pareció demasiado diferente de los otros miles de mercadillos de Sao Paulo. Lo mejor era el ambiente del pueblo, un pequeño núcleo colonial de origen jesuítico con un mini casco antiguo mínimamente cuidado (todo un lujo en estas tierras), tranquilo, agradable, sin tráfico. Un pequeño respiro, y una cosita menos en mi lista de las "cosas por hacer", que probablemente no consiga tachar entera.
Un mes, dos semanas de visita familiar, y casi se acabó. A vivir que son dos días (y la mitad son noches)
















domingo, 24 de agosto de 2008

CITA DE DOMINGO

"Los que hacen de la objetividad una religión, mienten. Ellos no quieren ser objetivos, mentira: quieren ser objetos, para salvarse del dolor humano."



Eduardo Galeano, El libro de los abrazos

jueves, 21 de agosto de 2008

EL PÍCARO VIENTO DEL NORTE....

Sin novedad en el frente. Misma ciudad, misma gente, mismos bares. Ni una triste escapada a la playa. ¿"No news, good news"? ¿Quién fue el gilipollas que dijo eso?

Algún respiro con el soplo de aire fresco de las visitas y de un festival de jazz que por un momento me recordó a mis felices (y supongo que idealizados) tiempos de Nueva Orleans. Pensé que no ocurriría, pero ya empiezo a tener esa sensación de cansancio y tedio que me acompaña cuando paso mucho tiempo en el mismo ambiente; en otras circunstancias siempre encuentro alguna escapatoria, pero aquí está difícil y ya no tengo ganas de buscarla (aunque por suerte esta vez será ella quien me venga a buscar).
De vez en cuando me vuelvo a reír con ganas y la buena compañía me hace volver a disfrutar de verdad, pero supongo que ya he pasado demasiado tiempo sin pisar el cielo de Madrid. Como siempre, empiezo a sentir la llamada del viento del norte y, mentalmente, ya estoy haciendo las maletas.......

Pasear por Madrid, reencontrarme con los buenos amigos y con algunos conocidos, volver a casa. Los conciertos, los pinchos, música española en los bares. Por un lado no querría irme de aquí, pero ahora mismo necesito todas esas cosas. Lo malo es que, desde la calle Santiago de siempre, desde los bares de siempre, desde todo lo de siempre, que en dos días me olerá a rancio, soñaré con reencontrarme con las calles grises, los autobuses llenos, las cañas flojas y con algunos momentos que no volverán.





Yo de momento sigo obedeciendo al viento del norte, hasta que quizá, algún día, soplen vientos del sur.........

lunes, 4 de agosto de 2008

UNA OBRA DE ARTE DE LA NATURALEZA





Eso fue lo que pensé cuando, después de recorrer sin muchas expectativas un caminito atravesando el río, vi por primera vez la Garganta del Diablo. Los paisajes no suelen impresionarme mucho, estoy harta de ver cascadas (que deben ser el segundo atractivo turístico de Brasil después de las playas) y ya había estado en las cataratas del Niágara. Nada que ver. Entorno espectacular, ruido ensordecedor y litros y litros de agua cayendo desde 70 metros de altura. Una auténtica obra de arte, pero sin la mano del hombre de por medio; un capricho de la naturaleza. Me hubiera quedado horas y horas embobada viendo el agua caer, pero los miles de turistas deseosos de cazar una buena foto estropeaban la panorámica (alguno pensaría lo mismo de mí, supongo).
El primer día visitamos el lado argentino, después de unas horillas de autobuses de línea (pasamos de excursiones organizadas) y algún que otro percance en la frontera; hay varios paseos, para ver las cataratas desde arriba y desde abajo, para verlas de cerca. Impresionante. El segundo día visitamos la parte brasileña; todo más caro, más artificial, vista más panorámica que otra cosa y mucho menos espectacular. He de confesar que a esas alturas se me salían las cataratas por las orejas. Después, visita al "Parque de las Aves", donde mantienen en semilibertad aves exóticas (para nosotros); un poco de susto con unos loros enormes que vacilaban a los turistas y un montón de tucanes preciosos. Por último, ruta guiada por la presa de Itaipú, que produce toda la energía que consume Paraguay y el 20% de la que demanda Brasil; toda una obra de ingeniería.
Ah¡¡¡ Y para rematar, el "hito de las tres fronteras", un punto donde se cruzan los ríos Paraná e Iguazú formando la triple frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay. A mí el concepto de frontera me ha parecido siempre alucinante, porque me resulta increíble que haya un punto del mapa a partir del cual la humanidad diga ala, este es otro país, con otro idioma, otra cultura, otra historia, etc, etc, etc. Siempre me he preguntado, ¿por qué no 100 metros más allá?¿tanto cambian las cosas por una línea en un mapa?. Ésta es una frontera natural perfecta, delineada por la naturaleza con el mismo arte que las cataratas. Y además frontera entre tres países (tan diferentes) a la vez. No sé, me flipan esas cosas, aunque el concepto de frontera me sigue pareciendo igual de arbitrario y vacío. Se nota en las propias ciudades de Puerto Iguazú (Argentina) y Foz de Iguazú (Brasil); las ciudades fronterizas tienen ese aire decadente y desagradable, pero único, de lo indefinido, de no ser ni una cosa ni otra. Esta es la región del auténtico portuñol, todos hablan o chapurrean español y portugués y, salvo los indios paraguayos, muy fácilmente identificables, sus habitantes podrían ser argentinos o brasileños, no es fácil distinguir. Y sin embargo, a pesar de los escasos 20km que separan ambas poblaciones, las diferencias son más que evidentes: Puerto Iguazú es un pueblillo sin cines ni discotecas ni infraestructura; Foz es más grande que Valladolid, tiene unos cuantos centros comerciales, es más peligroso, todo es tres veces más caro. Lo que hacen las fronteras y el "desarrollo" económico.
En fin, viaje relámpago (tampoco hace falta más tiempo) y vuelta accidentada, como no podía ser de otra manera desde que la mala suerte me persigue. Avión de vuelta a las 6 de la mañana, así que a las 4h30 en el aeropuerto. A las 5 nos informan de que el vuelo se cancela y nos ponen en lista de espera en varios vuelos, aunque en el primero que teníamos plaza segura era el de las 19h50. Dejà vu limeño, sólo que el de Foz no es un aeropuerto de capital, sino un puto agujero. Montamos campamento en la única lanchonette abierta. Mecagoentodo, aunque el buen humor de los niños me arranca alguna sonrisa. Evidentemente ya no llego a currar, lo cual no me importa mucho salvo por el qué dirán (mi jefa mayormente). Al final tenemos suerte y nos meten en un vuelo que hace escala en Río, donde nos hacen bajar del avión. Después de un billete perdido y recuperado, volver a pasar el control de pasaportes y equipajes, la irritante lentitud de los brasileños, varias carreras por el aeropuerto y la inevitable cola (el deporte nacional) para entrar en el avión, conseguimos embarcar. A estas alturas se me salía la mala ostia por los poros. A las tres de la tarde llegamos a Sao Paulo, hogar dulce hogar. No vuelvo a coger un puto avión hasta que tenga que volver a España (ya verás como ése ni se cancela, ni se retrasa, ni me meten en primera por overbooking.........).
Bueno, las fotos son pocas porque la mayoría no eran de mi cámara, pero para que os hagáis una idea. Mañana más y mejor.

EL MARAVILLOSO MUNDO DE LAS VISITAS









Soy principiante en el tema, y estas semanas he tenido la clase de iniciación con la visita de mi hermana y mi primo. Tema 1: ¿qué hacer en Sao Paulo entre semana cuando ya te has cansado de comer y beber? Creo que he aprendido bien la lección y en septiembre, con la visita de padres, espero tener matricula cum laude.


En fin, que la visita en cuestión ha sido una de las razones de la no-actualización del blog y también de que ahora tenga viajes varios que contar. Al principio fue raro tenerlos aquí, un recordatorio del mundo real y de mi cada vez más inminente regreso. Me han dado poca guerra, se apañan muy bien solitos; claro que tienen 18 años, y yo a esa edad me sentía mayor (porque lo era) pero ahora me ha salido (con ellos) un sentido de responsabilidad que no sabía que tenía y al que por otra parte no estoy acostumbrada. Jeje, me he pasado los viajes preocupada, cada vez por una cosa, y ellos riéndose de mí, claro. Supongo que eso (la sensación de responsabilidad) frenará mi reloj biológico cada vez que me ponga a hacerle monerías a un niño, esos seres que antes llamaba enanos gritones.......bueno, que se me va la olla.


Han sido dos semanitas bien aprovechadas. Casi según llegaron, finde en Maresías, un pueblo costero. La playa no era nada especial pero, además de que a mí casi cualquier playa me vale, tenía lo imprescindible: arena, olas y chiringuito. Alquilamos un chalet entre unos cuantos y nos pasamos un finde de solete, mar, relax, churrascos y muuuuuchas risas, con Marty en estado de gracia ;-)


Unas fotos para que os muráis de envidia con el invierno que estoy pasando (y las que os quedan por ver). Por supuesto Eva y yo (todo un clásico), el partidito en la playa, la family en el chiringuito........más dominguero imposible.