El verano volvió a visitarnos brevemente y llenó nuestros días de perfectos cielos azules, rayos de sol acariciándonos la cara y otra vez camisetas de tirantes. Hubo suerte y el clima maravilloso coincidió con un puente, así que tras algunas indecisiones, pusimos rumbo a la playa el jueves por la mañana prontito para evitar el peazo de atasco (estaba cantado) del miércoles por la noche.
Primera parada: Itamambuca, una playa preciosa en la costa de Ubatuba. Había estado antes en esta zona, pero no fui a la playa adecuada y la comparación sería como un Benidorm-calita menorquina, una cosa así. Baños, paseos, tostarse al sol vuelta y vuelta, cañita en el chiringuito, pescadito, siesta....no faltó de ná. Sólo montar el campamento y dormir allí.....hubiese sido perfecto; nos quedamos hasta que se hizo de noche, la playa para nosotros, cubiertos por un manto de estrellas (perdón por la cursilada). Un momento fugaz de paz y felicidad. Pero había que irse. Destino: Angra dos Reis. Llegamos tarde a nuestra pousada. Un pueblo horroroso, pero la luz del día nos reservaba una maravillosa sorpresa.
Última foto a la izquierda: vistas desde la ventana de mi cuarto. Da gusto amanecer así, tomar el cafelito mañanero con ese paisaje. Esa mañana nos reunimos con la otra mitad del grupo (Eva, Ferrán, Elene, Sergio) y cruzamos en barco a una cala en la islita de enfrente; durante unas horas tuvimos a nuestra disposición las palmeras, el agua esmeralda y el chiringuito (la dura vida del becario) pero comenzó el desembarco de otros domingueros y la cosa perdió su gracia. A las 5 cogimos el barco hacia Ilha Grande.
Ilha Grande es un reducto turístico pero agradable, con cierto ambientillo hippy, donde no pueden circular coches y el tiempo transcurre lentamente. Parrillada de marisco con vino blanco (menos mal que Evita y yo nos entendemos tan bien) en una terraza sobre la arena; caipis, canciones, chistes, risas y concurso de imitadores de Chiquito, con una clara y contundente (jur jur) ganadora ;-)
El sábado, con menos resaca de la esperada, embarcamos (sí, he cogido unos cuantos barcos) para llegar a Lopes Mendes, la que dicen es la segunda playa más bonita de Brasil y desde luego la mejor en que yo haya estado en mi vida. Enorme, cuidada, relativamente vacía, arena blanca y finísima, olas enormes como las del Cantábrico, azules y perfectas.....me quedé embobada viéndolas romper. Jugamos con las olas como niños, paseamos....yo me pasé el día intentando retener en la memoria imágenes de ese rincón maravilloso del mundo, para poder revivir esos momentos cuando lleguen épocas de escasez, de escasez de belleza, y de tranquilidad, y de alegría. De noche, otro homenaje gastronómico aunque si copilla final, me caía de sueño....
Domingo, último día. Procuramos no pensarlo. Alquilamos unos kayaks y nos vamos a explorar la isla; unos llegan más lejos que otros, claro. Parecemos de Verano Azul. Eva y yo ponemos a prueba, con un kayak de dos, nuestra perfecta coordinación fruto de meses de convivencia; yo nos pondría muy buena nota, la verdad, parecemos remeras de Cambridge y nos echamos unas risas (aunque me temo que los demás también). Nos pasamos el día en una calita desierta, esta vez sí que sí, sólo para nosotros. Mi compi y yo practicamos con el kayak individual y descubrimos que es un poquito más fácil de manejar, así que damos en cambiazo a Lucas y Sergio. Azuzados por el hambre, buscamos una playita con chiringuito, donde (con ciertos apuros financieros) comemos la moqueca (una especie de caldereta de pescado y marisco) más rica que he probado; también puede ser que el esfuerzo de remar (o sea, mover un poquito el culo para variar) me abriese especialmente el apetito......Vuelta a puerto con prisas (perdíamos el barco de vuelta), pena, y a contracorriente, casi me dejo los brazos en el intento......
Cogemos el barco para volver a Angra, al coche y a la realidad. Largo viaje de vuelta, de noche, intentando (sin mucho éxito) no dormirme para dar palique a los conductores. Fin de la escapada.
1 comentario:
ahora ya empiezas a dar envidia pero de la mala, que lo sepas...
por cierto, que al final lo de ir a visitarte va a ser imposible. no me ha dado tiempo a preparar el proyecto para julio y al parecer lo entregare en octubre... asi que nada... yo seguire mirando tu blog, asi por lo menos, durante unos minutos a la semana hare mi pequeño viaje.
Un beso
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