miércoles, 2 de enero de 2008

COSTUMBRES ARGENTINAS












Por desgracia, estas fiestas atípicas que estoy viviendo han tocado (casi) su fin....pero con honores. Nochevieja porteña, qué subidón¡¡¡¡ Han sido cuatro días intensos, emocionantes y completos, con el único fallo de los 10.000 grados de media que tuvimos día y noche; todo el tiempo sudando como pollos¡¡¡¡

Buenos Aires es igualito que Madrid, sólo que con el encanto meloso del acento argentino, tango en vez de zarzuela, Calamaro y Sabina en el ambiente y un aire decadente que barniza todos los rincones de la ciudad. El sábado estuvo dedicado casi por completo al turismo, visitando esos lugares tan míticos a los que hacía tiempo soñaba con ir: el Gran Rex, la Plaza de Mayo, Luna Park, la Avenida Corrientes, la Bombonera....por cierto que el fútbol es, verdaderamente, toda una religión. En Argentina todos los niños se llaman Diego. Ese día comimos en un italiano buenísimo de Porto Madero y después fuimos paseando a La Boca, un barrio de lo más auténtico, los antiguos bajos fondos bonaerenses, donde está la típica (y turística) calle de El Caminito. Cerveza bien fresquita en una terracita junto al puerto y máximo relax.

Buenos Aires es también el paraíso de las compras; casi agradezco no vivir allí....eso que me estoy ahorrando¡¡¡¡ Aunque he vuelto bien cargadita de ropa, libros y discos a precios irrisorios. El domingo fuimos al mercadillo de San Telmo, el barrio más colonial; una sucesión infinita de puestos con todo tipo de cosas, collares, antigüedades, “tazas” para el mate.......mi perdición ;-) A pesar del calor infernal, nos dimos un buen homenaje de parrillada argentina antes de ir al barrio de Palermo, el Malasaña de Buenos Aires. ¡¡Qué ambientazo¡¡¡ Lleno de gente, terracitas, y, cómo no, más tiendas.....Por la noche fuimos a una vieja cafetería señorial que en sus tiempos debió ser de lo más chic, y que ahora luce como puede sus raídas cortinas de terciopelo rojo y sus grandes espejos sucios; en definitiva, el mejor reflejo de lo que es la ciudad, de esa grandeza venida a menos, de ese aire de decadencia. Perfecto para la melancolís del tango. Era una especie de club de abueletes, y justo esa noche había un concurso de tango amateur. Precioso verles bailar. Las mujeres escondían la cara en el cuello de sus parejas, que las sujetaban con fuerza por la espalda, y ambos bailaban con los ojos cerrados, con sentimiento, concentrándose en las vibraciones del otro para adivinar el siguiente paso. Una maravilla.

Y la noche de fin de año........ merece una entrada y fotos aparte. Recibimos el 2008 dos veces, una de ellas con la Igartiburu, hubo uvas, hubo conga, hubo Mecano.........de todo. Pero ya mañana os cuento, que tengo que dosificar los recuerdos de estos días para sobrevivir a la cuesta de enero.

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