Por muy pasota que uno sea, estas fechas siempre tienen algo de especial. Y mi Navidad no ha podido ser más especial. La verdad es que andaba escasa de espíritu, porque a pesar de los espumillones y los papás noeles por todas partes, una Nochebuena a 30 grados y sin familia no me inspiraba el sentimiento navideño. Hubo que trabajarlo. Día 24, cielo azul, calor y La Marimorena y el Tamborilero a todo trapo desde primera hora de la mañana; en España jamás escucho villancicos (ya tenemos bastante con oírlos todo el día en las tiendas), pero es lo que tiene ser expatriada, que te vuelves fan de lo más rancio de tu país ;-P
Por la mañana Eva y yo compramos los kilos de comida y sobre todo los litros de alcohol que necesitaríamos para la noche. Berta (que hizo un pescado al horno estupendo) y yo nos ocupamos de gran parte de la cena (que fue en mi casa), con la inestimable ayuda de Eva, que además de vez en cuando nos llevaba algo de picoteo a la cocina, porque nuestros invitados, que habían ido llegando poco a poco, ya estaban calentando motores: los padres y la hermana de nuestro compañero de piso brasileño (Guillerme); otra amiga brasileña (Vanessa) y la colonia de españoles que no ha vuelto a casa por Navidad (Ferrán, Berta, Álvaro y Ale). 11 en total. Cenamos en el jardín, con velas y todo. Foie, jamón, queso, langostinos gigantes, pescado, 9 botellas de vino de Toro, champán, y de postre: turrón y pacharán¡¡¡¡ Además, la madre de Guillerme hizo flan, mousse de chocolate y tarta de maracuyá (buenisísima). En fin, que cuando a las 12 de la noche se levantó todo el mundo y los brasis empezaron a repartir besos, abrazos y regalos, yo casi no podía ni moverme. A Eva y a mí nos regalaron unas muñecas típicas del estado de Ceará (norte de Brasil), muy monas.
Para bajar el empacho, nos pasamos a las copas. Se fueron los padres de Guillerme y llegaron Giu (nuestro otro compañero) y su novia Luciana, que no habían podido quedarse a la cena. Entre whisky y whisky, los chicos de la cueva, los sureños del grupo, sacaron la guitarra y la inspiración para alegrarnos una de las noches más divertidas que recuerdo. Canciones, improvisaciones, risas, chistes, monólogos, más canciones, más risas..........hasta que amaneció. Fue tan especial que hasta se me olvidó lo rara que estaba siendo la Navidad, y toda esa gente estupenda que me rodeaba se convirtió en mi familia.
Al día siguiente, muy, muy tarde, después de dormir, vegetar y recoger, volvimos a reunirnos en mi casa para la “merienda” de Navidad, a eso de las 6 de la tarde. Después de terminar las sobras de la noche anterior, Ale y Álvaro volvieron a sacar las copas y la guitarra; más musiquita y más charleta hasta que la gente empezó a retirarse, cansada pero contenta.
En fin, suena a tópico, pero esta Navidad no la olvidaré en la vida ;-P
Por la mañana Eva y yo compramos los kilos de comida y sobre todo los litros de alcohol que necesitaríamos para la noche. Berta (que hizo un pescado al horno estupendo) y yo nos ocupamos de gran parte de la cena (que fue en mi casa), con la inestimable ayuda de Eva, que además de vez en cuando nos llevaba algo de picoteo a la cocina, porque nuestros invitados, que habían ido llegando poco a poco, ya estaban calentando motores: los padres y la hermana de nuestro compañero de piso brasileño (Guillerme); otra amiga brasileña (Vanessa) y la colonia de españoles que no ha vuelto a casa por Navidad (Ferrán, Berta, Álvaro y Ale). 11 en total. Cenamos en el jardín, con velas y todo. Foie, jamón, queso, langostinos gigantes, pescado, 9 botellas de vino de Toro, champán, y de postre: turrón y pacharán¡¡¡¡ Además, la madre de Guillerme hizo flan, mousse de chocolate y tarta de maracuyá (buenisísima). En fin, que cuando a las 12 de la noche se levantó todo el mundo y los brasis empezaron a repartir besos, abrazos y regalos, yo casi no podía ni moverme. A Eva y a mí nos regalaron unas muñecas típicas del estado de Ceará (norte de Brasil), muy monas.
Para bajar el empacho, nos pasamos a las copas. Se fueron los padres de Guillerme y llegaron Giu (nuestro otro compañero) y su novia Luciana, que no habían podido quedarse a la cena. Entre whisky y whisky, los chicos de la cueva, los sureños del grupo, sacaron la guitarra y la inspiración para alegrarnos una de las noches más divertidas que recuerdo. Canciones, improvisaciones, risas, chistes, monólogos, más canciones, más risas..........hasta que amaneció. Fue tan especial que hasta se me olvidó lo rara que estaba siendo la Navidad, y toda esa gente estupenda que me rodeaba se convirtió en mi familia.
Al día siguiente, muy, muy tarde, después de dormir, vegetar y recoger, volvimos a reunirnos en mi casa para la “merienda” de Navidad, a eso de las 6 de la tarde. Después de terminar las sobras de la noche anterior, Ale y Álvaro volvieron a sacar las copas y la guitarra; más musiquita y más charleta hasta que la gente empezó a retirarse, cansada pero contenta.
En fin, suena a tópico, pero esta Navidad no la olvidaré en la vida ;-P
4 comentarios:
lagrimillas de emoción al veros a todos y envidia sana, pero envidia al fin y al cabo...por dios, no relates nochevieja en buenos aires q tenemos sentimientos!!!
un besito, nuri
i miss u (all of u)
hola Cristina, soy Cris, la novia de Ale. Me alegro de ver las fotos que cuelgas, ya que Ale siempre se hace de rogar en cuanto a mandarme fotos para que os vea... Pues nada, que veo que aunque esteis lejos de la gente que quereis sabeis disfrutar y pasarlo bien ( no lo dudaba, por otro lado) Pásalo bien en Buenos Aires!!!
Ey Cris¡¡¡ Qué ilu que me has dejado comentario....;-P hacemos lo que podemos para que no nos de tanta penita estar fuera de casa en estas fechas, sobre todo...déjame tu mail y te mando fotos cuando quieras; espero que dentro de poco aparezcas en ellas tú tb¡¡¡¡
Feliz año nuevo, y besos
menudo ambientazo el de nochebuena!! Supongo que aunque diferente tambien tuvo lo suyo. Yo, como siempre, os añoro en las farras y los buenos momentos.
Feliz Navidad y mejor año nuevo!!!
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