Ponerme a dieta. Ir al gimnasio. Aprender a tocar la guitarra. Jurar que no volveré a salir después de una resaca de campeonato. Prometerme que ahorraré el mes que viene, y que no dejaré para mañana lo que podría hacer hoy. A veces es reconfortante saber que hay cosas que no cambian, aunque sean ésas, cuando nada de todo lo demás es igual.
Otra vez borrón y cuenta nueva. Me gustan los cambios y a veces, como ahora, vienen bien. Con esto de la crisis, y no la famosa, sino la atrasada del cuarto de siglo, toca echar la vista atrás. Y así sin darme cuenta, y mal que me pese, he empezado una nueva etapa.....ya llena de recuerdos, a pesar de ese lastre que no termino de soltar. Y eso quizá no me ha permitido apreciar a tiempo las cosas buenas que han tenido estos meses grises, grises pero iluminados por toda esa gente que me quiere y que al demostrármelo me ha hecho la vida más...llevadera, y a ratos feliz, y que a lo mejor sin saberlo, me han ayudado tanto. A todos...gracias.
Una colección de recuerdos en la que no están todos los que son, pero sí son todos los que están, y la canción que inspiró este pensamiento a mi aturdida sensibilidad musical de altas horas de la madrugada.
(El vídeo es lo peor, qué le vamos a hacer...)
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