martes, 1 de abril de 2008

"EXISTE UNA TEORÍA INFALIBLE SOBRE LOS AMIGOS, Y ES QUE HAY QUE SABER BIEN QUÉ SE PUEDE ESPERAR DE CADA UNO"

Pajareando en Internet en uno de tantos ratos muertos, encontré varios artículos de Carmen Posadas que me han tenido enganchada media mañana. Me gusta sobre lo que reflexiona, lo que piensa, y me encanta cómo lo expresa. Me sorprende, porque me suelen gustar más los libros o relatos escritos por hombres. Ella profundiza sobre pequeñas y grandes cosas del día a día que a menudo se pasan por la cabeza, pero que raras veces se para uno a pensar detenidamente. Supongo que ésa es una de las habilidades de un buen articulista, de un buen escritor. No la conozco, claro, pero a través de sus artículos la percibo como una mujer serena e inteligente y comparto la mayoría de las cosas que dice.

De entre todo lo que he leído, este artículo me ha llamado especialmente la atención porque hace no mucho he pensado sobre ello, y he compartido con mi imprescindible compañera de fatigas una interesante charla al respecto. La verdad, no puedo estar más de acuerdo.

"En una de las circunstancias más difíciles de mi vida, un periodista me preguntó cuántos amigos había perdido en la adversidad, y yo le contesté que ninguno. Como en los momentos duros hay muchas personas que fallan e incluso nos niegan, el periodista se quedó bastante atónito y tuve que explicarle que, según mi experiencia, nadie falla si sabe uno qué esperar de cada persona y no pide peras al olmo. Lo que quiero decir es que hay amigos a los que podemos llamar a las cinco de la mañana para que nos consuelen de un mal de amores. Otros que son como una tumba y sabemos que nunca divulgarán una confidencia. Algunos (raros, pero los hay) a los que podemos acudir en un apuro económico. Y, por fin, amigos que siempre hablarán bien de nosotros pase lo que pase. Lo que no se puede esperar, sin embargo, es que el que nos consuela sea una tumba o que el que nos presta dinero hable bien de nosotros, ni que el que habla bien de nosotros se plante en nuestra casa a las cinco de la mañana cuando nos da el mal de amores. Cada uno sirve para lo que sirve y no hay que esperar más, so pena de llevarnos el consabido chasco. Como la gente es muy proclive a ver la paja en el ojo ajeno y no la cacho viga del quince en el propio, piensa que él o ella es incondicional y que nunca fallaría a un amigo; pero eso no es más que un espejismo. Hay gente más generosa y gente más egoísta, pero (casi) ninguno somos san Francisco de Asís, que yo sepa. Tengo muy claro, por ejemplo, que no pertenezco al grupo Uno de los antes mencionados. Es decir, a mí que no me llamen a las cinco de la mañana así haya un terremoto. Pero vivimos en un mundo tan autocomplaciente que nadie se detiene a hacer una mínima reflexión sobre sí mismo y tiende a pensar que cada cual es perfecto y los demás, malvados. En realidad, quienes piensan así pertenecen a ese colectivo insufrible que cree que «un egoísta es todo aquel que no piensa en mí». Sin embargo, la autocomplacencia es un bálsamo engañoso, pues al principio quizá reconforta pensar que somos buenos y el resto de la humanidad, malvada, pero al final lo único que conseguimos con esta creencia es quedarnos solos en nuestra tonta torrecita de marfil. Por eso, yo prefiero confiar en la gente. Porque, como digo, si uno sabe qué esperar del otro, ese otro nunca falla. Con este sistema se ahorran muchas desilusiones, muchos chascos y, sobre todo, mucho rencor. Además, cuando uno no espera nada o casi nada, todo lo que reciba será siempre un regalo maravilloso, ¿o no?"

3 comentarios:

Jaume dijo...

Bonita reflexion sobre la amistad. Es cierto que si cada uno es consciente de sus limitaciones y de las limitaciones de los que nos rodean no hay sorpresas. Pero, aunque dificil, uno encuentra amigos que te dejan pasta, que te cogen el telefono a las 5 de la mañana, que te consuelan el mal de amores y que son confidentes de tus secretos... Eso no significa que sean mas amigos, pero los hace especiales...
Es posible que los que reunan todas (o casi todas) las caracteristicas sean los que perduran en el tiempo. Los demas se quedan en el camino...

Eva dijo...

Jeje, tremenda reflexión ya comentada.

Reflexión, reflexión... nos vamos a quedar calvas detrás de las orejas con tanta paja mental!!!!

Un beso y duerme mucho.

patri dijo...

Qué razón tienes!
Un besazo enorme.