¿QUÉ COÑO HAGO AQUÍ?

Primera impresión de recién aterrizadas en Barajas. Eva y yo nos miramos, un poco atontadas (Elene, maravilloso el Orfidal). Se acabó. La acompaño a por su billete a Bilbao. Nos despedimos, rapidito para no ponernos lloronas. Mis maletas ya han dejado de correr por la cinta. Mi bastón del Machu Picchu se ha perdido por el camino, como era de esperar. Me voy al metro con mis dos maletones, con calma, no tengo prisa. No le doy pena a nadie y sólo me ayudan a subir las escaleras dos marroquíes, curioso, los españoles hemos perdido el sentido de la caridad. En Cuatro Caminos, en lo que espero a mi amiga, me tomo tres cañitas; en contra de lo esperado, no me emborrachan más que la Original. No se si pagar según me sirven o antes de irme. El camarero no se distingue por su amabilidad.

Tres datos, así, a bote pronto:
1. Aquí no sonríe ni Perry Mansor. La gente tiene cara de crisis, o ya eran así y yo ya no me acordaba.
2. Los chicos son muy guapos, y no llevan cadenas de oro. Me vuelvo por la calle a mirar (esto ya me lo esperaba).
3. Las chicas también son muy guapas, más que las brasis. Pero muy fashion, qué conjuntitos, qué monas todas (= voy hecha una kinki). Ya me he ido de compras, para darle un poco de vida a mi tarjeta y mimetizarme con el ambiente.

Después del shock inicial, recuerdo cuantisisísimo me gusta Madrid. Me voy a tener que estudiar el mapa, porque sólo me acuerdo de dónde están Fuencarral (modernos del mundo, vuestra Meca está aquí), la Plaza del 2 de mayo y La Latina. Sigue todo en su sitio. Y El Almendro, y la Plaza de Olavide. Calamares, rosca dejamón, huevos rotos....nossa senhora¡¡¡¡ También me he desayunado la típica tostada de cafetería madrileña, llevaba 12 meses soñando con ella; por cierto, al lado de un viejo que se estaba tomando unas porras, cómo me he acordado de Marty. También he visto una chapita de Pajares, y me he vuelto a acordar de Marty, ¿se estarán poniendo de moda Los Bingueros entre los modernillos?

Hace un tiempo de puta madre. Terrazas, solete, manga corta y chinelos (aunque igual doy un poquito el cante, pero no me pienso poner calcetines hasta que no sea estrictamente necesario). Voy hecha una kinki. He ayudado a mi mejor amiga a encontrar un piso recién reformado en Chueca, para 3 personas por 1.200 euros. Puede que mi estrella en el culo sea como yo, güevilenta que diría un amigo mío de Badajoz, y empiece a hacer efecto un año después. Más vale tarde.

También estoy empezando a temer que voy a ser la típica amiga-viajera-guaydelavida: en Brasil son más majos, sólo dan un beso y un abrazo, y porque en Brasil blablabla, y que si la tomatina, que a ver si hoy nos liamos de gordo, blabla....en fin. Reencuentros, besos, abrazos, cañas, cenas....tudo bem, meu bem. Pero la readaptación va a ser dura, más de lo que esperaba, y la incertidumbre me mata. Bueno ¿y ahora qué? La pregunta del millón que a nadie se le ocurre callarse....

Pues eso. Que aún no acredito que esté aquí. Es todo tan diferente, y a la vez tan lo de siempre. Que os echo de menos 1.000. De verdad de la buena. Que muchas gracias por todo, por este año, por haber hecho que me lo pase tan bien, por haberme hecho reír tanto. Os quiero.

Me voy a comer a Lavapiés, a ver si todo sigue correcto. Y a devolver el 80% de los trapitos que me compré el otro día, que mi cuenta no está para tantas alegrías.

Seguiré informando. Beijos nos morros.